martes, 27 de octubre de 2009

Pasajeros de este avion

Cuando las ventanas a la vida se abren, esa sensación de querer volver a bajar las persianas es inevitable, pero esta vez no. No se donde estoy, pero estoy seguro. Observo y la rendija que deja entrar al sol por la ventana, proyecta espigas de reflejo en la pared blanca que hace que algo sea fenomenal. Tengo volcanes de sudor, en vez de poros para respirar aire y mi boca, y mi olfato me hacen saber que el alto nivel de sal, da la pista para sospechar que el mar esta cerca.

Esta sabana estorba y la hago viajar hasta los pies de la cama con un golpe de brazo, me miro los pies, después las manos y vuelvo a sospechar. He vuelto a nacer o he caído del cielo en un viaje extraño que no se donde me ha llevado pero tengo arena en las orejas, en la boca y entre los dedos de los pies. Parezco un piloto de avión estrellado en el mejor de los parajes y sin razones que dar al sistema de seguridad, que me hizo amerizar en donde estoy. A los pies de la cama mi ropa arrugada y algún que otro papel con extrañas letras, quiero moverme pero la pereza y algo mas, no me dejan hacerlo con cuidado.

Mis ojos ser mueven de lado a lado de esta habitación hasta que saben perfectamente, y no por matemáticas algebraicas, donde estoy. Alguien se movió al noreste de mi situación en la cama, susurro un ‘’meidey’’ y debo de ser el indicado para estirar la mano.

Un beso.

Hay alguien al otro lado de la cama y solo un simple movimiento de cabeza me desvelara el secreto de mi existencia en los pasados cinco minutos. Lo hare.

Eres tú, estas con el pelo enredado, con cara de ángel durmiente después de la guerra, y aun amasando sueños en tu cabecita, que seguro fue el motivo de venir hasta aquí, junto con esos besos del diablo que a veces expiramos y respiramos.

Tus piernas hacen un nudo, cada segundo con las mías y me ato al sueño que vives.

Me das la mano por detrás de tu cabeza y saltamos del avión, del piloto que antes me creí varado en tu cama grande. Soy un accidente exacto y no quiero dividir en la hoja de cálculo, de ese profesor de matemáticas confundido toda la vida, quiero sumar.

Te acercas a mi y en el idioma de las nubes, me dices algo, un ruido lo secuencio en el sonido y jamás lo escuche, pero me lo demuestras…y lo que es aun mejor lo vives.

Con la mano que me sobra o que me falta en ocasiones cuando te toco, como en una orquesta con el instrumento mas caro del mundo. Ahueco la almohada y te susurro en la oreja que…todo va bien y que comienza nuestro vuelo.

Cinturones pasajeros. Y cierro los ojos.

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