jueves, 30 de julio de 2009

Y ver que todo se hunde, en el deseo de los cuerpos y de los mares que se funden
no voy a echar de menos a ninguna ni a ninguno de los besos que perdí, soy preso de la luna, de la playa y de ti.
No hay amor, solo hay fruta del deseo, comeré con mi boca lo que con mis ojos veo.
A morro de ese ron, de ese son, sigue y pon saliva de la reina más bella del malecón.
Ebano, en el mar infierno, tu y yo esto es deseo eterno. Crea una marea cada vez que me proclama, el rey de los suspiros y tus manos en llamas.
Te rezo, en el silencio de tus besos y creo una escalera de placer en el exceso. Quiero esa bebida prohibida nacida, del sexo de la reina hacia mi boca perdida.

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