domingo, 14 de junio de 2009

Verano, casi azul

Había llovido, y ahí estaba yo, con mi mochila escuchando a Gianna Nannini y su Meravigliosa creatura. Los últimos rayos de la tormenta se alejaban de mí, y no puedo negar que no estuviera a gusto dando pedales vuelta a casa. Poca luz por la carretera del río, soy un personaje al que le gustan este tipo de experiencias, que no hacen más que reportarme a aquellas noches de verano en moto con solo la luz de la luna, y donde jugábamos a la vida o la muerte en cada curva con solo 16 años. Que a gusto estaba línea directa con Covern Garden en London city y mojándome las sandalias en los charcos mas profundos, si la vida es esa, pedalear a oscuras, sabiéndote mojado por la dicha de tener siempre algún amigo que te haga pollo y saber que siempre habrá alguien que te aguante bebiendo Mahou y molestando a los vecinos haciendo ruido en la piscina. Soy un tipo dichoso, pero incluso a los superhéroes les cuesta levantarse de una herida o de un disparo, se que se menos de lo que debiera y que me quedan muchas y muchas noches pensando en porque me defraudan. Os perdono a todos, hablaba ayer con mi hermano que de que servia arrepentirse de lo que habíamos hecho mal, y el sabio me respondió que todo sirve, todo. Hay que saber que lo bueno y lo malo, forma parte de nosotros, el de mi y yo de el. Gracias a todos mis amigos, a los nuevos a los viejos, a los antiguos e incluso a los que perdí, por enseñarme que hay que levantarse aunque sea para volver a sentir el dolor o la alegría que forma parte de nuestras vidas.
Gracias.

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