sábado, 13 de junio de 2009

Que curioso si se puede llamar así, la persona que perdió el vuelo de Air France y que a los pocos días ha muerto en un accidente de coche. Me recuerda a Cebrian hablando de serendipias y coincidencias, alucinante historia, donde parece que el encapuchado negro y su guadaña afilada te siguen hasta tocarte con sus dedos y elegir el momento, como si anteriormente hubieran fallado en su propósito.
Nunca me dejara de sorprender el destino, es curioso y caprichoso, caprichoso como un niño o una enfermedad y curioso como un perro. Que extraña, la vía por la que circula ese tren que te lleva al final, a la parca. Da pavor pensar que el viene nos elije y con su dedo largo y uñoso nos señala, y de ahí a donde quiera que vallamos, ojala nos convierta en ceniza o en algo que no sepamos ni analizar, algo silencioso y mas común de lo que creemos.

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