Cuando nadie sabe porque, tu culo se queda pegado al asiento rojo o blanco que te toque, cuando nadie espera nada y a la vez espera todo, cuando nadie habla de futbol y solo la rabia y algo mas allá de la esperanza no te lleva hasta el Paseo de los melancólicos sentido Pirámides. Somos trabajadores y obreros, por eso solo la fe de un obrero en ver levantada su casa desde cero o la fuerza de un trabajador cualquiera por cuatro duros, hace que esa bota del 7 machaque la red como nadie lo ha hecho en años. Ni el niño, ni el Kun, ni el Capo, nadie. Hablamos de que anoche fuimos músculo en la pierna del charrua, cabeza del Cacha y sobre todo un grito de estupor desolado al saber que somos distintos. Que si no fuera por eso, ya sabría que mi asiento lo regalo, pero no lo hare. Seguiré, como sigue el creyendo que se puede ser dos jugadores en uno.
Os presento a un portento de la naturaleza, al 7 de mi Atleti y a don Diego Forlan, el uruguayo que ayer me hizo mirar al cielo y pensar que me gusta mas sufrir que ganar y que aun así, seguiré siendo de los que me abrazan sin conocerme solamente porque llevamos la misma camiseta o la misma bufanda.
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