domingo, 1 de marzo de 2009

...Veo al estudiante con su fe...

Mis cosas raras, mis letras tras las letras, que imaginación y que egocentrismo a veces, pero me estoy curando...malditos! Hace unos días, como si en un De Lorean DMC 12, conducido por el mismísimo Marty McFly , me transporte unos años atrás a un mundo casi desconocido para mi, el de los estudiantes de universidad.
Me propuse a bajar de aquel tren en aquella mañana soleada, cuando al cruzar al andén contrario, por unas escaleras subterráneas, me di cuenta de que era un intruso. Todas esas jóvenes y todos esos estudiantes rectos y arreglados, iban a la universidad. Subía escalones entre mochilas, apuntes, algún que otro despistado por los exámenes e incluso con algún profesor, escuche. Yo podría haber sido transparente en aquel momento, pero pensé en los caminos de la vida y rápidamente me evadí de ese complejo pensamiento. Unos sonreían, otros cari acontecidos, se dirigían como zombies hacia aquellos pabellones a purgar su presente y a plantar su futuro en una tierra aun por arar. Que simpáticos algunos con sus carpetas, las que ya no tienen que ver con las que tenia yo en el instituto, en mis cortos e inútiles años de formación.
Entre piernas y conversaciones especializadas en distintas materias, llego el ultimo escalón y con el, la luz al final de aquella hermosa y triste experiencia.
En cuanto nuestros caminos se separaron, pensé en escribirlo y lo cumplo. Que extraña sensación la de aquella mañana de médicos, fue simpático o incluso anecdótico, mi paso fugaz por los aledaños de aquella ciudad universitaria, mientras ellos portaban su vida y su mañana, a las manos de algún docente dudoso que elegiría su grado de capacidad para desempeñar algún oficio.

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