Dormir

Las cosas estas que revolotean en la cabeza de uno, se van como aves migratorias, pero como cíclicas almas sin conciencia vuelven al mismo sitio. Bueno es saber que algunas piezas de esa ‘’V’’ voladora, se pierden por el camino imaginario, que se dibuja en el cielo grande que nos decapita y que sabe de nosotros mas que nosotros mismos.
Han de venir, gran frase como la de que, las cosas que no se saben decir, se han de aprender y si después sigues sin saberlas, las escribes. Una ceniza en el mar es una memoria mojada y a veces hasta olvidada, y un grito en el cielo, es una queja para siempre, como se suponen que son los llantos que lloras solo. Hoy no me levante siendo demasiado nada. Soy lo que soy, y lo que decían a veces y lo que quiero casi nunca, y lo que somos lo somos, una pareja, un equipo o simplemente nadie, para algunos.
He dibujado en un papel una sonrisa, una canción y una lista de cosas que no puedo comprar, me sigo sintiendo libre, aunque a veces nos cueste por esas marionetas uniformadas que aparte de ser tontos, les falta el cable que va de la boca al corazón.
Lo que a cualquier humano le sobra, son robots y lo peor que cada día hay mas, ¿pero sabéis que? Llegara la hora de consultar la hora y decir, 1 2 3 a dormir otra vez…
A soñar.
A inventar lo que nos gustaría, o a simplemente sollozar mentiras de entresueño. Duermo acurrucado en el hueco del árbol donde te encontré en mis cuentos, escucho una canción donde nada esta en orden y me recuerda al mundo. Piso cada nota y me agarro a las cuerdas del violín que me anima a caer encima de la cama y nadar, ahogarme en la desesperación de estirar el brazo y no llegar.
Quiero una fiesta donde celebremos una tontería, para brindar con lo que nos sobra y nadie tiene, vamos a hacer papelitos con los guiones que nos intentan obligar, guirnaldas de recuerdos y por supuesto vamos a bailar canciones que ni conocemos…
Saltar hasta el cielo, sorprender a los aburridos, encantar a los olvidados, vamos a donde nadie nos quiere…el mundo es mío y tuyo, nuestro.
Mi pareja, mi equipo y mi familia…invitare a algún desconocido para que siempre quepa la seguridad, de que jamás nos aburriremos, y si te aburres me lo invento.
El aplauso de las agujas del reloj y la luz de esa vela, que no es la luz que se ve desde ahí arriba parpadeante y poco natural, me clava su fuego y camina conmigo como Laura Palmer al descanso. Para ella eterno e irreal, para mí quien sabe.