jueves, 13 de noviembre de 2008

Tardes


Me he sentado a esperar, al tiempo de los árboles, al tiempo de la verdad, al de la lluvia, al frío con abrigo, a los llorones chaparrones del final de noviembre.
He visto anochecer, enterrar el sol en el horizonte de la ciudad, su naranja fuego se ahogaba y solo el aire silbaba un adiós digno para este día.
Mientras pensaba en viajar, no me sentía allí donde estaba, volaba al otro lado y le explicaba al tiempo que necesitaba una excedencia para marcharme de allí. De aquí.
Es maravilloso pensar contigo.
En cada avión que veo pasar, en cada cosquilleo por volver a viajar.
Tengo una canción que habla de ti. Otra de mí. Otra de nosotros.
Hacia frío y arropado por la amistad, pensaba en llevarme y llevarte tan lejos como la cuerda nos deje, hasta que el candado se rompa. Hasta que vuelva el sol de aquel sexto mes. Pienso en atravesar el mundo en un halado sentimiento de libertad que me une a ti.
Y cuando soy feliz muy feliz, me doy la vuelta y estas allí. Mirándome. Disfrutando.
Serias la primera persona en ver mi espalda arañada por las garras del triunfo que ni espero. Sabes que sabemos que los agradecidos son los últimos vencidos en la guerra de mentiras y desagravios que vivimos.

Buen viaje.

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