martes, 13 de julio de 2010

Pacificamente feliz

Cuando te ríes solo, o simplemente te retozas en una alegría. Cuando tus pies bailan el mismo ritmo que tu cabeza crea, o cuando algún que otro ángel parece haber rozado tu tiempo y todo te sale mas bien que mal. Cuando la paz y sus consecuencias, se representan a tu alrededor, y mas aun cuando haces feliz a otras personas. Me vibra el alma, me aplauden las manos lejos de algún tablao cordobés de época y me late el corazón a mil por hora durmiendo. Cuando no das pena y transmites positividad, solamente con tocar a tu gente, cuando celebras un cumpleaños en silencio, cuando cantas y cuando imitas al creador de tu canción favorita, y no das más vergüenza que lastima. Cuando conduces con la ventanilla bajada, cuando escuchas al triunfador y te alegras, cuando vuelas o cuando una vez mas, te equivocas y sabes que debes volver a levantarte. Cuando bebes el zumo de la mañana, el café del mediodía, el te de la tarde, el vino de la cena y la copa de la noche, y aun así, dices la verdad. Es genial y placido el domingo al sol, como el lunes al mar o como el día en la cama. Soy pacíficamente feliz.

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