Es la ocasión, la ocasión de ganar y pegar un puñetazo en la mesa.
Ojala cualquiera de esos nombres, hagan que la lagrima que tengo desde hace unos días esperando en mis ojos, por fin se seque y se evapore con las de mas de millones de otros soñadores.
Somos así, pasionales, divertidos y enamoradizos. Nos hemos enamorado de ganar, nos hemos divertido de tocar, tocar el balón y hacer que los demás corran.
Y si no, pues habremos hecho historia, y habremos liberado también esas lagrimas presas en 24 años de sequía de triunfos en el deporte dios.
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