martes, 3 de noviembre de 2009

El semaforo



Mientras anoche esquivaba algún que otro semáforo en ámbar sin superar la velocidad permitida y obligada, toda clase de pensamientos venían a mi cabeza y hoy a mi mano para escribirlo en este, mi escondite.
He de confesarme viajero adolescente de cintura para abajo y aventurero preguntón de cintura para arriba, y en el pecho tengo una interrogación y en la cabeza la respuesta. Que musical, fue el día, pasando por lo triste de saber muerto a Don José Luis, y por la prisa que escuchando ‘’Cuando los elefantes sueñan con la música’’ llevaba hasta mi trabajo volviendo de tus brazos. Finaliza el día rozando la madrugada que antes era de Gemma Nierga y hoy ni se sabe, donde hablar por hablar, muchas y muchas noches me acompaño, en el miedo de mi casa y de mis problemas familiares. Pero…
Hoy es muy distinto, no tengo con quien pelearme, sonrío. No tengo con quien reprocharme, me callo. No tengo de que preocuparme, me enamoro.
Hablamos de…toc toc! ¿Es aquí la sonrisa tonta? ¿Las mariposas que se escapan de la jaula, pueden estar en mi tripa? ¿Quién es quien coloca todo adrede, para que parezca un sueño? ¿Ha estado aquí?
Que puro es el sentimiento de poner el pie en la piedra que no se mueve al cruzar el río, y que a gusto se esta sabiendo que no se te cae la casa encima cuando sopla el cierzo. El olor de la fábrica de papel, me quemo con la parrilla y me peleo con una avispa a la que no tengo miedo. Ambiguo. Pero verdad. Loco pero solo para algunos ojos, sensato para los nuestros.
El claxon del coche de detrás me avisa, ha pasado un verde completo y aun así me dejo abstraerme en mi burbuja, no pasara más. Llego a casa y estas ahí con tu sonrisa en la cara y la sensación extraña de saber que solo vuelvo por ti cada noche, y nadie nos roba la canción que volveremos a cantar juntos en el coche.
Por un mundo contigo.
Y una canción para nosotros.

No hay comentarios: