El orden del caos y más estudios obsoletos, la fragilidad de la mente, y los nudos que forman las manos. Me han invitado a volar, a sumergirme e incluso a caerme y siempre he hecho lo mismo. Lo que más deseaba. Hoy me siento aquí, en los pies de esta cama, lejos de mi casa y observo los paquetes de pastillas, que te enmudecen y secuestran sorda y ciega durante horas. Oigo la lluvia de mi mala suerte, y estoy orgulloso de que tus nervios, aunque sea durmiendo se disipen. Estaré a tu lado, más tiempo, más mar, más tierra…más tormenta. Agarrare y secare mis ropas en el mástil de nuestro barco, de nuestra paz y de nuestro soleado deseo de saltar y viajar cerca, aunque estemos lejos. La capacidad de amarrarme al bote de emergencia, de nadar hacia la playa, son innatas versiones de mi yo oculto y de mis ganas de salvar esto, vallamos a donde vallamos…
La secuencia de la corriente alterna, la dichosa costumbre de las olas, el vértice de los problemas…que simpático el radar anti rutina, me asombra y me hace escribir, vivir aislado y sentirme raro, muy raro, solo muy solo. Aunque de igual, da igual. La catástrofe tiene un camino extraño e impredecible, el agua que emana de la cuenca de los ojos, no se filtra para hacer café, porque si no…jamás dormiríamos.
miércoles, 8 de abril de 2009
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