lunes, 29 de marzo de 2010

El beso...


Que curioso el espacio que transcurre entre ese abrazo y ese beso.
Ese beso genial, ese tsunami del que nunca se hablaba antes y ahora todos tienen
en la boca. Yo al menos el tuyo y con eso me quedo.
He saboreado las sales de decenas de mares y he nadado gigantes lagos
de agua clara, solamente para encontrarte en el fondo, flotando y sonriendo.
Me encanta que te hagas la dormida y que todo sea tan fragil, todo tan sencillo
como el movimiento de la barca que remo. Hoy hablo de tu beso.
Del que aun no me has dado y ya lo he pintado, lo he soñado e incluso, incluso
lo necesito. No quiero darte mas besos en el rio de las lagrimas secadas por
la verdad y por mi cabezoneria, no quiero ser mas balsero ni tampoco, gondolero
de tu ciudad mojada de agua con nuestras carcajadas dalisianas y nuestras
tardes goyescas soñando desde tu salon o simplemente desde tu terraza casi desnudos.
Ese es mi beso, como cantarte a los pies o notar que todo cambia...
Te beso y ya no me importa la propaganda que tenga mi trabajo, porque donde quiero
estar y donde quiero sonar sueno.
Besos de mariposa.

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