miércoles, 27 de agosto de 2008

Panico a las 20:45


En realidad, el final del cuento lo dictará el Atleti. Su imagen en Gelsenkirchen fue tan triste como un bar sin chicas: aterrorizado por la magnitud del partido, incapaz de mantener el balón, conforme con salir vivo de allí. Lo logró, pero si hoy no encuentra el carácter perdido, no habrá nada que hacer. Ahí entra en acción el Calderón, demasiado cansado de decepciones como para permitir relax alguno. Su efecto guindilla será clave.

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